Falafel

A veces, el falafel es descrito como unas albóndigas vegetarianas de garbanzo. Pero realmente no se les hace mucha justicia con esta definición, puesto que el falafel es un plato muy antiguo que tiene un sabor extraordinario y ninguna intención de ser un sustitutivo de las albóndigas de carne, simplemente comparten la forma.

Su entrada en nuestra gastronomía ha sido progresiva, pero hoy en día el falafel empieza a estar bastante extendido por las cartas de los restaurantes de comida árabe y vegetariana. ¡Y con razón, porque está buenísimo y es súper sano!

Verás qué fácil es esta receta de falafel. Sólo necesitarás unos pocos ingredientes y un robot de cocina –o batidora con buena potencia- para triturar. Si no tienes, también es posible hacerlo a mano, pero con el robot de cocina el resultado será una masa más fina y más agradable. Eso sí, lo importante es que el sabor no se verá comprometido independientemente de los utensilios que emplees.

Estamos ante un plato que resume todo lo mejor de la dieta mediterránea: legumbres, verduras y, por supuesto, aceites de oliva. Y todo ello empleado una técnica de cocina también muy ligada a nuestra cultura, la fritura. Aquí los aceites de oliva son imbatibles. Son estables a altas temperaturas y por ello generan una capa crujiente en los alimentos que los hace más ligeros y jugosos por dentro.
Cómo hacer falafel:

Antes de preparar la receta de falafel como tal, debes dejar los garbanzos en remojo durante 24 horas. Quizás consideres saltarte este paso recurriendo a un bote de garbanzos cocidos, pero no es buena opción, no lo hagas, porque la textura no será la misma. En la receta de falafel, los garbanzos realmente no están cocidos, sólo hidratados.

Cómo hacer falafel:

1. Enjuaga los garbanzos ya después de sus 24 horas en remojo y escúrrelos bien, no deben quedar restos de agua.
2. Coge el robot de cocina y tritura en él los garbanzos, los dientes de ajo, la cebolla, un manojito de cilantro fresco, otro de perejil, la levadura, el comino, la sal y la pimienta.
3. Una vez estén todos esos ingredientes triturados, es el momento de añadir la harina de garbanzo y volver a triturar. Es mejor que no añadas toda la harina de garbanzo de una vez: su función principal es espesar y homogeneizar la masa, así que, si te pasas, los falafel podrían quedar demasiado secos. Por eso, lo mejor es que al principio eches unas ¾ partes y tritures. Si ves que la masa tiene una textura que te permita manejarla bien y amasarla en bolitas, no añadas más harina. Si por el contrario notas que la masa está aún demasiado blanda, añade el resto de harina de garbanzo y tritura una vez más.
4. Ahora, deja reposar la masa durante media hora en la nevera.
5. Llega el momento de hacer las bolas de falafel. En un plato, añade un poco de harina de garbanzo. Saca la masa de la nevera y, con las manos, ve formando bolas del tamaño de una pelota de ping pong, aproximadamente. Según las vayas haciendo, rebózalas ligeramente en harina de garbanzo.
6. Pon a calentar una buena cantidad de aceite de oliva español para freír en una sartén honda, a fuego medio-alto.
7. Cuando el aceite de oliva esté bien caliente, añade con cuidado las bolas de falafel y fríelas durante 3-4 minutos, dándoles la vuelta hasta que estén doradas por ambos lados.
8. Ve sacando los falafel de la sartén y colocándolos en un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
9. Deja reposar un par de minutos y ya estarán listos para comer.

Ahí tienes unos falafel recién hechos, crujientes y sabrosos. Acompáñalos con esta salsa de yogur con aceite de oliva español, son una combinación perfecta.

Disfruta de esta receta de falafel tan sencilla, nutritiva y deliciosa. ¡Esperamos que te haya gustado!