No se puede pedir más de la caprichosa croqueta, que complace a grandes y hace las delicias de los más pequeños. Versátil y viajera, la croqueta se puede tomar en frío o en caliente. Es perfecta para llevar al trabajo, disfrutar en un día de campo, o presentarlas como aperitivo o acompañamiento en una cena entre amigos.
¿Su gran secreto? La masa. Ésta ha de ser firme y jugosa para que a la hora de darle forma no tenga pequeñas fisuras y se puedan empanar completamente y evitar que el relleno salga por la sartén. Un truco para que esto no suceda, es darles la forma con un dispensador de helado y freírlas en Aceite de Oliva muy caliente. Este aceite, es el único capaz de soportar las altas temperaturas sin descomponerse y sin perder sus propiedades, protegiendo los alimentos con una crujiente capa, impidiendo que se empapen de grasa y potenciando su sabor.
Pero hay mucho más que contar para conseguir una crujiente y sabrosa croqueta. Toda su elaboración esta llena de pequeños detalles que os vamos a desvelar, y si queréis que os queden espectaculares, el esmero y el cariño son parte fundamental. Así que, tomad buena nota de todo, porque estamos seguros que las vais a cocinar más de una vez,
¿Comenzamos? Ver receta completa de: Croquetas de jamón ibérico, croquetas de setas y Bocaditos de croquetas con gamba roja.
Cómo habéis podido comprobar la receta de las croquetas no tiene límites, solo tenéis que echarle imaginación y añadir vuestro ingrediente favorito sin olvidaros de los trucos y consejos que os hemos dado. Puedes completar el plato acompañando las croquetas con una ensalada con vinagreta de cerezas, unas patatas fritas o una salsa mayonesa.
0 Comentarios